Porque supone perderse río arriba. Navegar al atardecer por el río emulando a Humphrey Bogart y Katharine Hepburn avistando cocodrilos e hipopótamos. Llegar a un recodo del río con unas cabañas sobre postes de madera, relajarse y cenar con el responsable del proyecto. Es Mathew, un norteamericano que llegó con los peace corps, se pasó dos años viviendo en un compound, decidió quedarse y ahora es el director del proyecto: todo un personaje. Al día siguiente visitas las islas donde habitan los chimpancés (avistándolos desde la barca) dando un relajante paseo por el río y otro a pie.
La estancia en el proyecto no es barata pero todo lo recaudado se utilizar para el sostenimiento del mismo, con lo que no cuesta tanto desprenderse de unos euros sabiendo que se utilizarán para la conservación de los chimpancés.
Desde el oeste de Gambia se puede llegar por la ribera norte del río Gambia, después de cruzar el atestado ferry de Barra, por la ribera sur o navegando por el río. El ferry de Barra es en sí toda una atracción: Es divertido adivinar si entrarás o no en el próximo, tratar de calcular cuál es el método utilizado para que unos pasajeros tengan prioridad y otros no, y sorprenderse siempre de que quepan tantas personas, coches, camiones, animales y cosas en ese barco. Una de las veces que cruzamos una pasajera se tuvo que levantar y le pidió a un viajero que tenía al lado que le sostuviera la gallina...
Y si vuelves por la ribera norte puedes aprovechar para visitar los círculos de piedra de Wassu, construcciones funerarias que forman parte del patrimonio de la humanidad. Estos círculos son unos de los más significativos de una vasta colección que se extiende varios cientos de kilómetros a lo largo de la ribera del río Gambia. Su construcción se prolongó desde el siglo III antes de Cristo hasta el siglo XVI y sugiere una sociedad próspera, organizada y duradera. Como anécdota, no se sabe muy bien por qué, la gente deja pequeñas piedrecitas encima de las grandes columnas.
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